CON EL PASO DEL TIEMPO
Por más que uno no quiera
y se resista, casi estoicamente,
la vejez se va adueñando
de los espacios que el tiempo señala…
La alegría se escapa,
la sonrisa intenta perdurar,
y el optimismo se entrega
a la depresión implacable
que destruye hasta los sueños…
Y entonces nos volvemos más egoístas,
malhumorados, insoportables,
molestos, intolerables,
con la paciencia que agoniza
y la confianza por el suelo…
Y, allí, otra vez está el poema
como aliado incondicional
para el desahogo y consuelo…
Y nuevamente es posible
remontar el vuelo,
acariciar la luz de una estrella
(aunque sigamos llorando por dentro)
y permanecer aferrados
a la vida; al amor
que alguna vez nos bendijo…
Ramón Rojas Morel ©
CORRIENTES, 22-11-2009.-
Por más que uno no quiera
y se resista, casi estoicamente,
la vejez se va adueñando
de los espacios que el tiempo señala…
La alegría se escapa,
la sonrisa intenta perdurar,
y el optimismo se entrega
a la depresión implacable
que destruye hasta los sueños…
Y entonces nos volvemos más egoístas,
malhumorados, insoportables,
molestos, intolerables,
con la paciencia que agoniza
y la confianza por el suelo…
Y, allí, otra vez está el poema
como aliado incondicional
para el desahogo y consuelo…
Y nuevamente es posible
remontar el vuelo,
acariciar la luz de una estrella
(aunque sigamos llorando por dentro)
y permanecer aferrados
a la vida; al amor
que alguna vez nos bendijo…
Ramón Rojas Morel ©
CORRIENTES, 22-11-2009.-
